domingo, 14 de diciembre de 2014

TODA MI TERNURA (Manuel Bandeira, brasileño)

Toda mi ternura

Para los pajaritos muertos;
Para las pequeñas arañas.

Toda mi ternura
Para las mujeres que fueron niñas bonitas
Y llegaron a ser mujeres feas;
Para las mujeres que fueron deseables
Y dejaron de serlo.
Para las mujeres que me amaron
Y que yo no pude amar.

Toda mi ternura
Para los poemas que
No pude escribir.

Toda mi ternura
Para las amadas que
envejecieron sin maldad.

Toda mi ternura
Para las gotas de rocío que
Son el único adorno
Del sepulcro.

jueves, 20 de noviembre de 2014

SI UNA ESPINA ME HIERE... (Amado Nervo, mexicano)



¡Si una espina me hiere, me aparto de la espina,
...pero no la aborrezco! Cuando la mezquindad
envidiosa en mí clava los dardos de su inquina,
esquívase en silencio mi planta, y se encamina hacia más puro 
ambiente de amor y caridad.

¿Rencores? ¡De qué sirven! ¿Qué logran los rencores?
Ni restañan heridas, ni corrigen el mal.
Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,
y no prodiga savias en pinchos punzadores: 
si pasa mi enemigo cerca de mi rosal,

se llevará las rosas de más sutil esencia;
y si notare en ellas algún rojo vivaz,
¡será el de aquella sangre que su malevolencia
de ayer vertió, al herirme con encono y violencia,
y que el rosal devuelve, trocado en flor de paz!

miércoles, 22 de octubre de 2014

¡QUÉ TRISTEZA DE OLOR A JAZMÍN! (Juan Ramón Jiménez, español)



¡Qué tristeza de olor de jazmín! El verano
torna a encender las calles y a oscurecer las casas,
y, en las noches, regueros descendidos de estrellas
pesan sobre los ojos cargados de nostalgia.

En los balcones, a las altas horas, siguen
blancas mujeres mudas, que parecen fantasmas;
el río manda, a veces, una cansada brisa,
el ocaso, una música imposible y romántica.

La penumbra reluce de suspiros; el mundo
se viene, en un olvido mágico, a flor de alma;
y se cogen libélulas con las manos caídas,
y, entre constelaciones, la alta luna se estanca.

¡Qué tristeza de olor de jazmín! Los pianos
están abiertos; hay en todas partes miradas
calientes... Por el fondo de cada sombra azul,
se esfuma una visión apasionada y lánguida.

martes, 16 de septiembre de 2014

ENSEÑA CÓMO TODAS LAS COSAS AVISAN DE LA MUERTE (Francisco de Quevedo, español



Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.

Salíme al campo, vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados;
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó la luz al día.

Entré en mi casa: vi que amancillada
de anciana habitación era despojos;
mi báculo más corvo, y menos fuerte.

Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en qué poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.

lunes, 1 de septiembre de 2014

CUANDO LAS VOCES SUAVES MUEREN (Percy Bysshe Shelley, inglés)


      Cuando las voces suaves mueren,
      Su música vibra aún en la memoria,
      Cuando las dulces violetas enferman,
      Su aroma pervive dentro de los sentidos que ellas vivifican.
      Las hojas de la rosa, cuando la rosa muere,
      Se apilan en la cama del amante;
      Y así en tus pensamientos, cuando tú te hayas ido,
      El amor mismo seguirá durmiendo.

miércoles, 30 de julio de 2014

CUANDO EL ÁNIMO CIEGO (Gaspar Núnez de Arce, español)

Cuando el ánimo ciego y decaído
la luz persigue y la esperanza en vano;
cuando abate su vuelo soberano
como el cóndor en el espacio herido;

cuando busca refugio en el olvido
que le rechaza con helada mano;
cuando en el pobre corazón humano
el tedio labra su infecundo nido;

cuando el dolor, robándonos la calma,
brinda tan solo a nuestras ansias fieras
horas desesperadas y sombrías,

¡ay, inmortalidad, sueño del alma
que aspira a lo infinito!, si existieras,
¡qué martirio tan bárbaro serías!

martes, 24 de junio de 2014

A LAS PARCAS (Federico Hölderlin, alemán)



Un verano y un otoño más os pido, Poderosas,
para que pueda madurar mi canto,
y así, saciado con tan dulce juego,
mi corazón se llegue hasta morir.

El alma que aquí abajo fue frustrada
no hallará reposo, ni en el Orco,
pero si logro plasmar lo más querido
y sacro ante todo, la poesía,

entonces sonreiré satisfecho a las feroces
sombras, aunque debiera dejar
en el umbral mi voz. Un solo día
habré vivido como los dioses. Y eso basta.

domingo, 25 de mayo de 2014

UNA LUCIÉRNAGA BAJO LA LENGUA (Coral Bracho, mexicana)




Te amo desde el sabor inquieto de la fermentación;
en la pulpa festiva. Insectos frescos, azules.
En el zumo reciente, vidriado y dúctil.
Grito que destila la luz:
por las grietas frutales;
bajo el agua musgosa que se adhiere a las sombras. Las papilas, las grutas.
En las tintas herbáceas, instilantes. Desde el tacto azorado.
Brillo
que rezuma, agridulce: de los goces feraces,
de los juegos hendidos por la palpitación.
Gozne
(Envuelto por el aura nocturna, por los ruidos violáceos,
acendrados, el niño, con la base mullida de su lengua expectante, toca,
desde esa tersa, insostenible, lubricidad –lirio sensitivo que se pliega en las rocas
si presiente el estigma, el ardor de la luz– la sustancia, la arista
vibrante y fina –en su pétalo absorto, distendido– [joya
que palpita entreabierta; ubres], el ácido
zumo blando [hielo], el marisma,
la savia tierna [cábala], el néctar
de la luciérnaga.)

jueves, 24 de abril de 2014

LOS VOLCANES (José Santos Chocano, peruano)


Cada volcán levanta su figura,
cual si de pronto, ante la faz del cielo,
suspendiesen el ángulo de un vuelo
dos dedos invisibles de la altura.
La cresta es blanca y como blanca pura:
la entraña hierve en inflamado anhelo;
y sobre el horno aquel contrasta el hielo,
cual sobre una pasi6n un alma dura.
Los volcanes son túmulos de piedra,
pero a sus pies los valles que florecen
fingen alfombras de irisada yedra;
y por eso, entre campos de colores,
al destacarse en el azul, parecen
cestas volcadas derramando flores.

viernes, 28 de marzo de 2014

AHORA QUE ESTAMOS CASI ESTABLECIDOS EN NUESTRA CASA (William B. Yeats, irlandés)



      Ahora que estamos casi establecidos en nuestra casa
      Nombraré a esos amigos que ya no pueden cenar con nosotros
      Junto al fuego de turba en la antigua torre,
      Y habiendo charlado hasta muy tarde
      Subíamos a los dormitorios por la angosta escalera de caracol;
      Descubridores de la olvidada verdad
      O simples compañeros de mi juventud,
      Todos han muerto y esta noche están en mi pensamiento.
      (...)
      Ellos fueron mis compañeros íntimos muchos años,
      Como si formaran parte de mi vida y mi mente,
      Y sin embargo ahora sus rostros sin vida parecen contemplarnos
      Desde el viejo grabado de algún libro;
      Estoy acostumbrado a su falta de vida.
      (...)

sábado, 1 de marzo de 2014

ANTE LAS TORRES DE COMPOSTELA (Gerardo Diego, español)


También la piedra, si hay estrellas, vuela.
Sobre la noche biselada y fría
creced, mellizos lirios de osadía;
creced, pujad, torres de Compostela.
Campo de estrellas vuestra frente anhela,
silenciosas maestras de porfía.
En mi pecho ?ay, amor? mi fantasía
torres más altas labra. El alma vela.
Y ella ?tú? aquí, conmigo, aunque no alcanzas
con tus dedos mis torres de esperanzas
como yo estas de piedra con los míos,
contempla entre mis torres las estrellas,
no estas de otoño, bórralas; aquellas
de nuestro agosto ardiendo en sueños fríos.

miércoles, 12 de febrero de 2014

LA CANCIÓN DEL OTOÑO (Manuel José Othón, mexicano)



I
Zumba ¡oh viento! zumba y ruge
dispersando la simiente;
que la crútula reviente
a la furia de tu empuje.

La hojarasca cruje, y cruje
el ramaje tristemente;
que tu garra prepotente
los retuerza y los estruje.

Resonando las serojas
se estremecen al chasquido
que crepita en las panojas,

y es canción en la espesura,
en las ruinas alarido
y en los nervios crispatura.

II

Bajo el oro fulgurante
del espacio, la llanada
se enrojece caldeada
por el sol reverberante;

y en la milpa, centelleante
por la escarcha de la helada,
blonda virgen cobijada
con un velo de diamante.

Oro y grana las campiñas
que el divino cielo cubre,
son sembrados y son viñas;

y a los soplos otoñales,
los viñedos seca Octubre
y Noviembre los maizales.

III

Ancho río, cauce angosto,
ya no se oye vuestro acento;
hoy seguís en curso lento,
resecados por Agosto.

Por el zumo del remosto
cuando corre, pasa el viento
preludiando tremulento
la anacreóntica del mosto...

Alza a ti la creatura
un acento soberano,
pues le ofrece tu ternura,

¡oh, invisible Pan divino!
tu substancia, que es el grano,
y tu sangre, que es el vino.

lunes, 6 de enero de 2014

A LA MUERTE DE TORRIJOS Y SUS COMPAÑEROS (José de Espronceda, español)


    Helos allí: junto a la mar bravía
    Cadáveres están, ¡ay!, los que fueron
    Honra del libre, y con su muerte dieron
    Almas al cielo, a España nombradía.
    Ansia de patria y libertad henchía
    Sus nobles pechos que jamás temieron,
    Y las costas de Málaga los vieron
    Cual sol de gloria en desdichado día.
    Españoles, llorad; mas vuestro llanto
    Lágrimas de dolor y sangre sean,
    Sangre que ahogue a siervos y opresores,
    Y los viles tiranos, con espanto,
    Siempre delante amenazando vean
    Alzarse sus espectros vengadores.