viernes, 21 de diciembre de 2012

EL RASGUÑO (Raymond Carver, norteamericano)


El rasguño

Me desperté con una mancha de sangre reseca
pegada sobre uno de mis párpados. Un arañazo,
profundo, cruza transversalmente las arrugas de mi frente.
Sin embargo, últimamente, he estado durmiendo solo.
Y me pregunto por qué un hombre, incluso en un mal sueño,
alzaría la propia mano para lastimarse la cara.

Esta mañana pretendo responder esta pregunta
y otras similares, mientras observo en silencio
mi rostro que se refleja en los cristales de la ventana.

jueves, 13 de diciembre de 2012

EN LA SOLEDAD DEL SEXO (Fernando Sabido Sánchez, español)


En la oscuridad, sobre un lecho de abenuz

el deseo dormita a trasmano entre caricias

imaginadas, eròtico trasiego y lascivia,

mientras, el alacrán del sxo despierta

evocando nocheviejas frenétivas



Entreacto, un rumor de sábanas de seda,

una antología de manuscritos rompe el maldito

silencio y cede el aliento cuando explotan

los sentidos, esquirlas, retazos de lluvia

que apaga el fuego entre psicofonías

y el grito final, preludio de una vacilante

duermevela



Son las cinco y la madrugada se ha perdido

en la clausura de la habitación, sin conversar

con nadie, sólo la ilicitud del solitario placer

apacigua mi soledad,

soledad que no alcancé siquiera a compartir

martes, 4 de diciembre de 2012

LA AMENAZA DE LA FLOR (Alfonso Reyes, mexicano )




Flor de las adormideras:
engáñame y no me quieras.

¡Cuánto el aroma exageras,
cuánto extremas tu arrebol,
flor que te pintas ojeras
y exhalas el alma al sol!

Flor de las adormideras

Una se te parecía
en el rubor con que engañas,
y también porque tenía
como tú negras pestañas.

Flor de las adormideras.

Una se te parecía...
(Y tiemblo sólo de ver
tu mano puesta en la mía:
tiemblo no amanezca un día
en que te vuelvas mujer.)


domingo, 11 de noviembre de 2012

DIOS HARÁ LO DEMÁS (Amado Nervo, mexicano)

Que es inútil mi afán por conquistarte,
que ni me quieres hoy ni me querrás...
Yo me contento, Amor con adorarte
Dios hará lo demás!

Yo me contento, Amor, con sembrar rosas
en el camino azul por donde vas.
Tú, sin mirarlas, en tu sendas posas
el pie quizá mañana las verás!
Yo me contento, Amor, con sembrar rosas.
Dios hará lo demás!

martes, 30 de octubre de 2012

YO NO SOY YO (Juan Ramón Jiménez, español)

Soy éste
que va a mi lado sin yo verlo; 
que, a veces, voy a ver, 
y que, a veces, olvido. 
El que calla, sereno, cuando hablo, 
el que perdona, dulce, cuando odio, 
el que pasea por donde no estoy, 
el que quedará en pié cuando yo muera. 

domingo, 21 de octubre de 2012

HABLEN, TIENEN TRES MINUTOS (Julio Cortázar, argentino)

Hablen, tiene tres minutos
De vuelta del paseo 
donde junté una florecita para tenerte entre mis dedos un momento,
y bebí una botellas de Beaujolais, para bajar al pozo
donde bailaba un oso luna,
en la penumbra dorada de la lámpara cuelgo mi piel
y sé que estaré solo en la ciudad 
más poblada del mundo.
Excusarás este balance histérico, entre fuga a la rata y queja de morfina,
teniendo en cuenta que hace frío, llueve sobre mi taza de café,
y en cada medialuna la humedad alisa sus patitas de esponja.
Máxime sabiendo
que pienso en ti obstinadamente, como una ciega máquina,
como la cifra que repite interminablemente el gongo de la fiebre
el loco que cobija su paloma en la mano, acariciándola hora a hora
hasta mezclar los dedos y las plumas en una sola miga de ternura.
Creo que sospecharás esto que ocurre,
como yo te presiento a la distancia en tu ciudad,
volviendo del paseo donde quizá juntases
la misma florecita, un poco por botánica,
un poco porque aquí,
porque es preciso
que no estemos tan solos, que nos demos
un pétalo, aunque sea un pasito, una pelusa. 

lunes, 1 de octubre de 2012

ES PRIMAVERA (Boris Pasternak, ruso)

Es primavera, vuelvo de la calle donde tiembla el álamo,
donde se pierde la lejanía y el edificio anuncia sus ruinas,
donde el aire es azul como el petate
del enfermo tranquilo que abandona el hospital.

Donde el crepúsculo está colgado, como el cuento interrumpido
que, abandonado por su estrella, no acaba de terminar.
Así de inexpresivos e incomprensibles veo
estos miles de ojos que se quejan en el marasmo.

jueves, 6 de septiembre de 2012

EL ÚLTIMO HOTEL (Jack Kerouac, norteamericano)




El último hotel
Yo puedo ver la pared negra
Yo puedo ver la silueta en la ventana
Él está hablando
Yo no estoy interesado en lo que dice
Sólo me interesa el hecho de que éste es
el último hotel
El último hotel
Fantasmas en mi cama
Hombres lascivos de los que me aproveché
El último hotel

sábado, 18 de agosto de 2012

BERNARDO O'HIGGINS RIQUELME (1810) (Pablo Neruda, chileno)

O´HIGGINS, para celebrarte




a media luz hay que alumbrar la sala.




A media luz del sur en otoño




con temblor infinito de álamos.





Eres Chile, entre patriarca y huaso,




eres un poncho de provincia, un niño




que no sabe su nombre todavía,




un niño férreo y tímido en la escuela,




un jovencito triste de provincia.




En Santiago te sientes mal, te miran




el trajé negro que te queda largo,




y al cruzarte la banda, la bandera




de la patria que nos hiciste,




tenía olor de yuyo matutino




para tu pecho de estatua campestre.





Joven, tu profesor Invierno




te acostumbró a la lluvia



y en la Universidad de las calles de Londres,




la niebla y la pobreza te otorgaron sus títulos




y un elegante pobre, errante incendio




de nuestra libertad,




te dio consejos de águila prudente




y te embarcó en la Historia.






"Cómo se llama usted?", reían




los "caballeros" de Santiago:




hijo de amor, de una noche de invierno,




tu condición de abandonado




te construyó con argamasa agreste,




con seriedad de casa o de madera




trabajada en su Sur, definitiva.




Todo lo cambia el tiempo, todo menos




tu rostro.








Eres, O'Higgins, reloj invariable




con una sola hora en tu cándida esfera:




la hora de Chile, el único minuto




que permanece en el horario rojo




de la dignidad combatiente.








Así estarás igual entre los muebles




de palisandro y las hijas de Santiago,




que rodeado en Rancagua por la muerte y




la pólvora.








Eres el mismo sólido retrato




de quien no tiene padre sino patria,




de quien no tiene novia sino aquella




tierra con azahares




que te conquistará la artillería.






Te veo en el Perú escribiendo cartas.




No hay desterrado igual, mayor exilio.




Es toda la provincia desterrada.








Chile se iluminó como un salón




cuando no estabas. En derroche,




un rigodón de ricos substituye




tu disciplina de soldado ascético,




y la patria ganada por tu sangre




sin ti fue gobernada como un baile




que mira el pueblo hambriento desde fuera.








Ya no podías entrar en la fiesta




con sudor, sangre y polvo de Rancagua.




Hubiera sido de mal tono




para los caballeros capitales.




Hubiera entrado contigo el camino,




un olor de sudor y de caballos,




el olor de la patria en primavera.








No podías estar en este baile.




Tu fiesta fue un castillo de explosiones.




Tu baile desgreñado es la contienda.




Tu fin de fiesta fue la sacudida




de la derrota, el porvenir aciago




hacia Mendoza, con la patria en brazos.








Ahora mira en el mapa hacia abajo,




hacia el delgado cinturón de Chile




y coloca en la nieve soldaditos,




jóvenes pensativos en la arena,




zapadores que brillan y se apagan.








Cierra los ojos, duerme, sueña un poco,




tu único sueño, el único que vuelve




hacia tu corazón: una bandera




de tres colores en el Sur, cayendo




la lluvia, el sol rural sobre tu tierra,




los disparos del pueblo en rebeldía




y dos o tres palabras tuyas cuando




fueran estrictamente necesarias.




Si sueñas, hoy tu sueño está cumplido.




Suéñalo, por lo menos, en la tumba.




No sepas nada más porque, como antes,




después de las batallas victoriosas,




bailan los señoritos en palacio




y el mismo rostro hambriento




mira desde la sombra de las calles.








Pero hemos heredado tu firmeza,




tu inalterable corazón callado,




tu indestructible posición paterna,




y tú, entre la avalancha cegadora




de húsares del pasado, entre los ágiles




uniformes azules y dorados,




estás hoy con nosotros, eres nuestro,




padre del pueblo, inmutable soldado.







viernes, 20 de julio de 2012

EN EL CORAZÓN DE UN HOMBRE HAY UNA HERIDA MUY MARCADA (José G. Martínez Fernández, chileno)


lo digo por la luz que afuera marca el ángulo vidrial

de mi departamento

sin ninguna gota de agua o con todas

me he pasado los años mirando el cielo que me negaste

a veces me gusta y a veces me da ira

pero el placer de seguir por tus ríos me llena de una alegría

que quizás sin tu marca nunca tendría

eres esa alegría y eres el dolor, esta herida es muy ancha

y tú la sabes

y es largamente nostálgico sentir que tu mar

está muy lejos en el tiempo

que ya no puedo tener de tu sangre

los sueños de unos niños

que a estos jardines viajarían

y así se me van los días

con la sola idea de ti.

domingo, 15 de julio de 2012

CREDO (Miguel Ángel Asturias, guatemalteco)



Creo en la Libertad, Madre de América

creadora de mares dulces en la tierra,

y en Bolívar, su hijo, Señor Nuestro

que nació en Venezuela, padeció

bajo el poder español, fue combatido

sintióse muerto sobre el Chimborazo,

resucitó a la voz de Colombia,

tocó al Eterno con sus manos

y está parado junto a Dios.



No nos juzgues, Bolívar, antes del día último,

porque creemos en la comunión de los hombres

que comulgan con el pueblo, sólo el pueblo

hace libres a los hombres, proclamamos

guerra a muerte y sin perdón a los tiranos;

creemos en la resurrección de los héroes

y en la vida perdurable de los que, como tú,

Libertador no mueren,

cierran los ojos y se quedan velando.

sábado, 30 de junio de 2012

AMISTAD (Maria Rosaria Valentini, italiana)


He tenido un sueño.

Sobre un cuadrado
de blanco papel
se posaba una naranja
olorosa
y
túrgida.

Pero
le faltaba
un gajo.


(Traducción de Carlos Vitale)
 

domingo, 17 de junio de 2012

DESNUDO (Jorge Guillén, español)



Blancos, rosas... Azules casi en veta,

dos, mentales.

Puntos de luz latente dan señales

de una sombra secreta.

Pero el color, infiel a la penumbra,

se consolida en masa.

Yacente en el verano de la casa,

una forma se alumbra.

Claridad aguzada entre perfiles,

de tan puros tranquilos

que cortan y aniquilan con sus filos

las confusiones viles.

Desnuda está la carne. Su evidencia

se resuelve en reposo.

Monotonía justa: prodigioso

colmo de la presencia.

¡Plenitud inmediata, sin ambiente,

del cuerpo femenino!

Ningún primor: ni voz ni flor. ¿Destino?

Oh absoluto presente!



domingo, 3 de junio de 2012

AUSCHWITZ NO FUE EL JARDIN DE MI INFANCIA (Fayad Jamís, mexicano-cubano)

A Otto Fernández



Auschwitz no fue el jardín de mi infancia. Yo crecí

entre bestias y yerbas, y en mi casa

la pobreza encendía su candil en las noches.

Los árboles se cargaban de nidos y de estrellas,

por los caminos pasaba asustándose una yegua muy blanca.



Auschwitz no fue el jardín de mi infancia. Sólo puedo

recordar el sacrificio de las lagartijas,

el fuego oscuro del hogar en las noches de viento,

las muchachas bañando sus risas en el río,

la camisa sudada de mi padre, y el miedo

ante el brutal aullido de las aguas.



Auschwitz no fue el jardín de mi infancia, comí caramelos

y lágrimas, en mi avión de madera conquisté

nubes de hierba y no de piel humana.

Soy un privilegiado de este tiempo, crecí bajo la luz

violenta de mi tierra, nadie me obligó a andar

a cuatro patas, y cuando me preguntan mi nombre

un rayo parte la sombra de una guásima.

domingo, 13 de mayo de 2012

COBARDÍA (Amado Nervo, mexicano)

Pasó con su madre. ¡Qué rara belleza!

¡Qué rubios cabellos de trigo garzul!

¡Qué ritmo en el paso! ¡Qué innata realeza

de porte! ¡Qué formas bajo el fino tul...



Pasó con su madre. Volvió la cabeza:

¡me clavó muy hondo su mirada azul!



Quedé como en éxtasis... Con febril premura,

«¡Síguela!», gritaron cuerpo y alma al par.



...Pero tuve miedo de amar con locura,

de abrir mis heridas, que suelen sangrar,

¡y no obstante toda mi sed de ternura,

cerrando los ojos, la dejé pasar!



domingo, 8 de abril de 2012

PROFECÍA (Rafael de León, español)

Me lo dijeron ayer
las lenguas de doble filo,
que te casaste hace un mes...
Y me quedé tan tranquilo.
Otro cualquiera, en mi caso,
se hubiera echado a llorar;
yo, cruzándome de brazos,
dije que me daba igual.
Nada de pegarme un tiro,
ni de enredarme a maldiciones,
ni de apedrear con suspiros
los vidrios de tus balcones.
¿Que te has casado? ¡Buena suerte!
Vive cien años contenta
y a la hora de la muerte
Dios no te lo tenga en cuenta.
Que si al pie de los altares
mi nombre se te borró,
por la gloria de mi madre
que no te guardo rencor.
Porque sin ser tu marido
ni tu novio, ni tu amante,
yo soy quien más te ha querido:
¡con eso tienes bastante!
-- ¿Qué tiene el niño, Malena?
Anda como trastornado;
le encuentro cara de pena
y el colorcillo quebrao.
Y ya no juega a la tropa,
ni tira piedras al río,
ni se destroza la ropa
subiéndose a coger nidos.
¿No te parece a ti extraño?
¿No es una cosa muy rara
que un chaval con doce años
lleve tan triste la cara?
Mira que soy perro viejo,
y estás demasiado tranquila.
¿Quieres que te dé un consejo?
Vigila, mujer, vigila...
Y fueron dos centinelas
los ojillos de mi madre.
-- Cuando sale de la escuela
se va pa los olivares.
-- ¿Y qué busca allí?
-- Una niña:
tendrá el mismo tiempo que él.
José Miguel no le riñas,
que está empezando a querer.
Mi padre encendió un pitillo,
se enteró bien de tu nombre,
y te compró unos zarcillos,
y a mí, un pantalón de hombre.
Yo no te dije "te adoro",
pero amarré a tu balcón
mi lazo de seda y oro
de primera comunión.
Y tú, fina y orgullosa,
me ofreciste en recompensa
dos cintas color de rosa
que engalanaban tus trenzas.
-- Voy a misa con mis primos.
-- Bueno; te veré en la ermita.
¡Y qué serios nos pusimos
al darnos agua bendita!
Mas, luego, en el campanario,
cuando rompimos a hablar:
dice mi tí Rosario
que la cigüeña es sagrá...
Y el colorín y la fuente,
y las flores, y el rocío,
y aquel torito valiente
que está bebiendo en el río.
Y el bronce de esta campana,
y el romero de los montes,
y aquella raya lejana
que le llaman horizonte.
¡Todo es sagrao! Tierra y cielo,
porque too lo hizo Dios.
-- ¿Qué te gusta más?
-- Tu pelo.
¡Qué bonito le salió!
Pues, y tu boca, y tus brazos,
y tus manos redonditas,
y tus pies, fingiendo el paso
de las palomas zuritas.
Con la blancura de un copo
de nieve te comparé.
Te revestí de piropos
de la cabeza a los pies.
A la vuelta te hice un ramo
de pitiminí precioso,
y luego nos retratamos
en el agüita del pozo.
Y hablando de estas pamplinas
que inventan las criaturas,
llegamos hasta la esquina
cogidos de la cintura.
Yo te pregunté:
-- ¿En qué piensas?
Tú dijiste:
-- En darte un beso.
Y yo sentí una vergüenza
que me caló hasta los huesos.
De noche, muertos de luna,
nos vimos en la ventana.
-- Mi hermanito está en la cuna;
le estoy cantando la nana.
"Quítate de la esquina,
chiquito loco,
que mi padre no te quiere
ni yo tampoco".
Y mientras que tú cantabas,
yo inocente, me pensé
que la nana nos casaba
como a marido y mujer.
¡Pamplinas, figuraciones
que se inventan los chavales!
Después la vida se impone:
tanto tienes, tanto vales...
Por eso yo, al enterarme
que estabas un mes casá,
no dije que iba a matarme
sino... ¡que me daba igual!
Mas, como es rico tu dueño,
te brindo esta profecía;
tú, cada noche, entre sueños,
soñarás que me querías,
y recordarás la tarde
que tu boca me besó
y te llamarás ¡cobarde!
como te lo llamo yo.
Y verás, sueña, que sueña,
que me morí siendo chico
y se llevó una cigüeña
mi corazón en el pico...
Pensarás: No es cierto nada;
yo sé que lo estoy soñando.
Pero allá a la madrugada
te despertarás llorando
por el que no es tu marío
ni tu novio, ni tu amante,
sino... ¡el que más te ha querío!
¡Con eso tienes bastante!