Piececitos de niño,
azulosos de frío,
¡cómo os ven y no os cubren
Dios mío!
Piececitos heridos
por los guijarros todos,
ultrajados de nieves
y lodos.
El hombre ciego ignora
que por donde pasáis
una flor de luz viva
dejáis:
que allí donde ponéis la plantita sangrante,
el nardo nace más fragante.
Sed, puesto que marcháis
por los caminos rectos,
heroicos como sois,
perfectos.
Piececitos de niño,
dos joyitas sufrientes,
¡cómo pasan sin veros
las gentes!
sábado, 1 de noviembre de 2008
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