Es primavera, vuelvo de la calle donde tiembla el álamo,
donde se pierde la lejanía y el edificio anuncia sus ruinas,
donde el aire es azul como el petate
del enfermo tranquilo que abandona el hospital.
Donde el crepúsculo está colgado, como el cuento interrumpido
que, abandonado por su estrella, no acaba de terminar.
Así de inexpresivos e incomprensibles veo
estos miles de ojos que se quejan en el marasmo.
lunes, 1 de octubre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario