Cuando pasó el mediodía
Y el viejo bambú crujía
con el viento bengalé,
yo con paso peregrino
marchaba por el camino
solo, sin saber por qué.
La sombra que descendía
con largos brazos se asía
de la luz dorada al píe,
mientras yo con paso austero
marchaba por el sendero
solo, sin saber por qué.
Las ramas de un verde vago
amparaban, junto al lago,
la choza que allí se ve...
Yo en mi gira silenciosa
me detuve ante la choza,
solo, sin saber por qué...
Alguien labor primorosa
hacía junto a la choza
que en sendero encontré,
y ante el hallazgo que hiciera
me quedé absorto, en la vera,
solo, sin saber por qué...
El sendero serpenteado
y estrecho, se pierde al lado
de un bosque de mangos... Fue
en marzo, al ponerse el día
yo iba vagando en la vía,
solo, sin saber por qué...
lunes, 2 de febrero de 2009
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